Si la prevención ha fallado, la cirugía de la obesidad es la única opción

Siempre decimos que la obesidad viene dada, en gran medida, por unos hábitos alimenticios no saludables y un estilo de vida sedentario. Sin embargo, no estamos descubriendo nada nuevo!,.

Es cierto que muchas personas con obesidad desconocen hasta qué punto una «aparentemente inofensiva» bebida calórica, por poner un ejemplo, puede contribuir a su exceso de peso pero también es cierto que otras muchas personas que padecen obesidad son conscientes y tienen la cultura y conocimientos necesarios como para saber qué hacen bien y qué hacen mal y por qué padecen obesidad; sin embargo, ese conocimiento no es suficiente para poder poner fin al problema.

Es complicado entender para quienes no padecen obesidad, sin embargo muchas veces, cuando se está preocupado, desmotivado, desilusionado con uno mismo por el tema de la obesidad, unas patatas fritas, un helado, bollería, un trozo de chocolate… puede proporcionar confort y tranquilidad a pesar de que la persona que padece obesidad sabe perfectamente que no debe.

Por supuesto comiendo «eso que proporciona confort o que calma la ansiedad» sólo  se está haciendo lo peor. Sin embargo, «peor» es una cosa difícil de entender emocionalmente cuando las personas con problemas de obesidad han tocado fondo.

Porque el que ha llegado a esta situación ha probado mil dietas y opciones varias antes. Probablemente haya perdido peso, pero probablemente también ha vuelto a recuperarlo.

Muchas de las personas que padecen obesidad  tienen una relación no adictiva a los alimentos . Intentar entenderlo es similar a intentar comprender por qué un alcohólico no puede parar después de un par de copas. La advertencia constante de «¿por qué no comer menos y hacer más ejercicio», y la idea  de que esto es  una cuestión de autocontrol aún empeora las cosas para quienes no pueden combatir por sí  mismos el problema de la obesidad.

Por ello, muchas veces, la cirugía de la obesidad, es la única opción para frenar el problema.

Básicamente porque extirpando una parte del estómago y dejando su capacidad muy reducida  pasando a tener, en algunos casos, un estómago que es solo el 25% del tamaño que se tenía previo a la cirugía, es la única forma de asegurar que el paciente se sentirá saciado y que por lo tanto se regulará la ingestión de alimentos y consecuentemente se conseguirá la pérdida de peso.